Noticia - Enseñanza / Formación

Lysmon

Mi niño tiene una rabieta ¿Cómo debo actuar?

15.12.2015

Sucede muchas veces más de lo que desearíamos, sin embargo la rabia entra dentro del abanico de emociones que experimentan los niños desde muy pequeños. La rabia siempre va acompañada de enfado y el enfado no resuelto suele conducirlos a la rabia.

Los niños sienten emociones y experimentarlas es incluso hasta sano. Las emociones les ayudan a detectar algún peligro, amenaza o desequilibrio con el fin de poner en marcha los recursos a su alcance para controlar una situación. Es decir, les impulsan a actuar para conseguir sus deseos y satisfacer sus necesidades. Las emociones no solo son positivas y satisfactorias, también muchas veces son negativas y les generan desazón y la rabia es una emoción que les genera malestar y que no siempre es fácil de controlar. Por ello, es tan importante trabajar su educación emocional para que sean capaces de controlar sus emociones antes de que estas les controlen a ellos.

Lo primero que debemos saber es que los niñ@s pueden controlar su enfado, sin embargo, no saben como hacerlo. Por eso, es necesario que les expliquemos que es lo que están sintiendo, que pasa cuando se enfadan y sienten rabia con ayuda de ejemplos, lecturas y situaciones del día adía.

Es importante escucharle cuando el niño está en un estado álgido de la emoción, hay que dejarle expresar que experimenta con su enfado y como se siente. Debemos explicarle cuando haya bajado ese estado álgido de la emoción qué conexión hay entre sus pensamientos, emociones y conductas; y que tiene la oportunidad (herramienta) de percatarse de sus pensamientos, de su emoción y de sus acciones. ¿Como lo puede hacer?

Existe un ejemplo muy practico y visual que les ayuda a entender como viven su rabia. Puedes coger un globo e inflarlo. Cuando lo tengas lleno de aire puedes explicarle que la rabia llena el globo y que si no le deja que se desinfle acabará explotando

Puede aprender una técnica muy sencilla que consiste en cerrar los ojos y respirar profundamente, ayudándose en contar hasta 10. Cuando vaya soltando el aire, podrá imaginarse el globo (lleno de rabia) deshinchándose. Y poquito a poco va identificando en qué está pensando, qué siente y qué está haciendo. Le enseñamos en este momento que puede pensar en algo que le guste, en algo bueno y le vamos explicando esas sensaciones y pensamientos sin alterarnos.

Es difícil, dentro de nuestro día a día, ser conscientes como padres de lo que proyectamos a nuestros hijos, sin embargo, no debemos responder a su enfado con un enfado por nuestra parte. Nuestro cometido como padres y educadores es enseñarles a calmarse, recordarles que respiren y cierren los ojos. Terminando siempre reforzando sus logros.

Es  necesario crear ese vinculo de confianza y autoestima con él mismo, a pesar de que tenga estas emociones y le lleven a no controlar sus actos. Es fundamental que le ayudemos a reconocer esta situación y que reflexione sobre las consecuencias de sus enfados.

Que gana, que pierde y que quiere conseguir. Inteligencia emocional en estado puro.